
La distancia entre la mesa y su silla no es suficiente para proteger nuestra botella, la cual tuvimos que aprehender para que no se la llevara la chingada. Lo reconozco cuando pasa, pero no estoy segura de lo que veo. El hombre a mi lado dice que estoy loca. Yo lo miro de reojo.
El hombre a mi lado cena unas empanadas argentinas. Yo fumo. El blues se agota y decidimos marcharnos.

Miro al hombre a mi lado y sonrío... sabía que no podía estar equivocada ni tampoco ebria. Charlie Monttana asoma su voz letal por el micrófono mientras pedimos una cerveza antes de salir a la calle húmeda y mal iluminada... ¡Adiós tristeza, hola botella de licor!
Texto ambientado con fragmentos de “¡Pum-pum! ¡Bang-bang!” al más puro estilo de Los Esquizitos. Léase con el mismo tono de voz que la rolita...
LA PRUEBA DEL CRIMEN:

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